Hay que ser paciente y no desesperar, que la desesperación sólo acarrea soledad, y la soledad desesperación y errores. Y los errores, como bien sabemos, nunca van a ayudarnos a superarnos o a superarlos, ni a crecer, aunque creo que es importante resaltar que, pase lo que pase, esa mujer nunca podría amarte tanto. Ésta vez, yo que vos, apunto bien el tiro, no vaya a ser cosa que otra vez se derrame el vaso con agua que se sostiene en tu sombrero, cada oportunidad que le entregas tu corazón a un hombre y él, como el resto, nunca tiene buena puntería; terminas, siempre, ahogando las miserias en alcohol.
Lo bueno es, claro, que en Think Pink lo sirven rico.
Salud.