Escribo, borro, escribo y vuelvo a borrar. Me niego a escribir algo cursi de vuelta, me niego a derramar una lágrima más, me niego a sentirte tan presente. Pero aunque intente no puedo. Debo saber todo de vos, como siempre lo hice. Y siguiendo esa metodología, como bien aprendí, el que busca donde no debe, encuentra lo que no quiere. Y aquí vamos una y otra vez.