martes, 4 de octubre de 2011

Son las ganas de vivir, las ganas de cruzar, las ganas de cambiar, las ganas de conocer lo que hay después del mar. Yo espero que mi boca nunca se calle, también espero que las turbinas de este avión nunca me fallen. No tengo todo calculado ni mi vida resuelta, sólo tengo una sonrisa y espero una de vuelta. Yo confío en el destino y en la marejada. No creo en la Iglesia pero sí en tu mirada. Tú eres el sol del amanecer reflejado en mi cara cuando despierto. Yo soy la vida que tengo, tú, la vida que me falta.